La humanidad parece fluctuar con respecto al sentido del Valor de la persona, la disonancia actual permite entrever la carencia intelectual de la sociedad misma que da paso a una falsa moral. Obviar el Valor trascendental de la persona conlleva a cosificarla y degradarla, inevitablemente la humanidad se ve envuelta en una maraña materialista, donde el fin primero y último del ser humano se halla en el poseer.
El material natural, y el servicio tecnológico se han de utilizar primariamente para el bienestar de la comunidad global, y evocar en el hombre un sentido de búsqueda a su trascendencia, a su valor como ser persona, ha de ser una tarea permanente en cada rincón del planeta.
Surgen conflictos armados constantemente, la búsqueda de independencia por parte de algunos pueblos, la búsqueda a la paz por otros, y el deseo de petróleo por los más viles, la muerte de civiles como llaman a miles en los centros informativos, solapando la verdadera muerte de personas, con historia, sueños, metas, familia. La humanidad se hiere a sí misma, los misiles enviados por una potencia mundial (llamada así por la cantidad acumulada de riquezas solamente), hacia un pueblo árido, desértico, casas de familias, donde habitan niños, niñas, sueños e ilusiones; se convierte en un eco que golpea lo más sensible de la vida misma, el respeto hacia sí misma.
Cuando Caín mata a Abel no mata a su hermano, sino se mata a sí mismo; en esta Aldea Global, cambiante, fluctuante, constantemente en proceso de mundialización, mundialización cada vez más bárbara, se dan constantes guerras, masacres, pueblos que se ven postrados bajo el poder militar de otros. La humanidad parece estar padeciendo de una lenta eutanasia.
“Homines adversus Homines”
¿Dónde quedarán los sueños, las esperanzas?. El hombre parece estar en contra de sí mismo, la humanidad herida clama por voces de Amor, Libertad, Paz, la humanidad no pide revolución, sino más bien ruega por evolución de las conciencias. Basta de estar en las montañas con un fusil en brazos, es hora de surcar la tierra, empuñar el lapicero, estudiar y proyectar el sistema económico del pueblo, de la región.
La medicina eficaz, necesaria para esta Aldea Global, ha de ser el reconocimiento y valoración del ser persona, la Mundialización del Valor de la Persona.
Así como por Caín muere Abel, pues, desde una persona que se reconoce como tal nace una nueva esperanza, esperanza que se tiene que volver acción. La vida no es una posesión material que se traspasa, no se compra ni se vende, la vida va más allá de la visión cosificada que se ha querido mostrar. El valor del ser persona supera cualquier ideología, es esencialmente trascendental.
Promover la evolución de las conciencias es tarea liberadora, por ende se vuelve complicada en una sociedad castrada, y si por esto se les acusa, o se les señala bienvenido sea, que se trafique pues el amor, la paz, libertad, solidaridad.
Defender la vida es tarea de la humanidad, por tanto es necesario evolucionar la conciencia, en el eje central del valor de la persona.
“Soy en cuanto soy, no en cuanto tengo”
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2008, Evolución de las conciencias. Beltrán E.
Prensa Libre, Opinión. Sábado 12 de abril, Costa Rica
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