El Hombre se olvida de su Humanidad

Esteban Josué Beltrán Ulate


La desigualdad entre los Hombres, no subyace en una simple variante genética, sino también en un ámbito político-social, teniendo en cuenta su imaginario, su repertorio ético y correlación mente-mundo en su proceso intelectivo. En su proceso evolutivo enmarañado con grandes dudas y eslabones perdidos la Humanidad ha ido desprendiéndose de lo naturalmente establecido, estructurando mediante consensos, leyes, normas de conducta y demás, la libertad a la cual esta esclavizado el hombre, como diría Jean Paul Sartre (El Ser y la Nada ), lo ha llevado a este a encasillarse y estructurarse mediante mecanismos alienantes.

A casi dos siglos de la revolución Industrial y a la puerta de una inminente Revolución Tecnológica, la humanidad se hiere a sí misma, se flagela mediante estructuras y métodos económicos, la desigualdad crece día a día, no solo se habla de la bifurcación entre clase alta y proletariado como planteaba Karl Marx (Manifiesto Comunista), ahora la división es amplia en una diversidad de estratos socioeconómicos abismal y bárbara. Rousseau lo analizaba ya desde el siglo XVIII al plantear como el Hombre social acariciaba el sueño de volver a la vida del Hombre Salvaje, ya que este se regía bajo los parámetros de la Ley natural, ansiando una libertad que aunque sea la misma que poseen, no logran vivir a plenitud, pues han llegado a volverse sobrevivientes de un vida que les corresponde, pero que mediante su propia libertad han cargado de obstáculos para sí mismos, alienandose, enajenándose a sí mismos.

Al reflexionar acerca de las diferencias y semejanzas entre este Hombre Salvaje y el Hombre Contemporáneo, cabe destacar la semejanza en cuanto el primero vivía sin preocupaciones en un completo “Laissez faire, Leissez paseer” (Dejar hacer dejar pasar, frase expuesta por el fisiócrata francés Gounay, 1712-1759), al igual que las masas actuales que tras un mórbido bagaje cognoscitivo real-social pasan inadvertidos ante las crisis y yerros de los poderes políticos imperantes, ¿Será acaso que ya la humanidad se ha cansado de sentir, y sentir que sienten?, el sentimiento al añorar la vida del Hombre Salvaje no es más que una negación de la propia vida, y humanidad en sí, es el Hombre que se olvida de ser Hombre y plantea la hipótesis de una existencia simple y llanamente animada, donde no se sea viciado bajo el yugo de sus propias leyes, una existencia sin comprenderla ni intentar llegar a comprenderla. Es la negación del Hombre, su decepción y apatía ante la humanidad misma la que lo lleva a renegar de su misma humanidad.

Ante el Hombre Salvaje, el Hombre contemporáneo tiene grandes ventajas, cuales son el bagaje de conocimiento que se tiene al alcance, las herramientas tecnológicas, sin embargo como obstáculos se plantea la urgencia en el modo de vivir debido a un sistema económico que olvida la primacía del ser humano y simple y llanamente lo enfoca hacia y un mero ente de consumo y producción, la dialéctica del juego capitalista actual es llegar a la cúspide de la riqueza o morir en el intento, de ahí que las familias proletarias anhelen con subir estratos sociales, las familias medias con subir estratos económicos, las familias de la alta burguesía con capitalizar cada vez más, en esta paradoja socioeconómica, nadie se encuentra satisfecho, más bien se nace para consumir la mayor cantidad de bienes que se pueda en el plazo más corto de tiempo que se pueda. Ante este flujo constante de mercadería surge la mentira, envidia, temores, entre las clases dando paso a un rompimiento con una sociabilidad fraternal, dando paso a una lucha de multi-clases.

Como expresa el Filosofo Judío alemán, postulador del socialismo revisionista, Bernstein, la historia es producto de una evolución gradual, el factor económico si bien tiene importancia primaria en la actualidad no es un absoluto par la existencia del Hombre, el capitalismo ha cambiado de rumbo hacia un camino desconocido, pero igualmente alienante fragmentando aún más las diferentes clases sociales existentes, de ahí que el camino sea la formación de un programa político del reformismo donde esencialmente se dé una “evolución orgánica”.

La desigualdad entre los hombres es un hecho inevitable, pero sin duda alguna se debe considerar medios para que esta desigualdad no ataña en los campos básicos de la subsistencia humana, ya que todos por ley natural, ley que han obviado por mucho tiempo, son portadores de la libertad de vivir la existencia que por ley natural os pertenece.

La respuesta a la decepción y negación de la humanidad no es un reclamar volver al pasado y reencarnar la existencia del Hombre Salvaje, sino mediante una reestructuración escalonada y orgánica de la sociedad postularse hacia un nuevo objetivo como humanidad partiendo del hecho de Persona Humana como objetivo, meta, y fin último.

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2008, El Hombre se olvida de su humanidad. Beltrán E.

Prensa Libre, Opinión. Sábado 11 de octubre, Costa Rica

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