Esteban Josué Beltrán Ulate
Con el derecho que me brinda mi simple pero ineludible adhesión como personaje más en este conglomerado llamado humanidad, me expreso con todo respeto, sin pretender causar agravio sobre ningún hermano mío de esta raza humana, del orden homo sapiens sapiens. Ante los sucesos que sucumben en las cercanías de la Franja de Gaza, inevitablemente me conmuevo, y es que no tengo necesidad de tener un premio nobel de paz para poder hablar en defensa de ella, ya que es ausente el discurso de aquellos que ostentan ese símbolo que parece habérseles caducado.
Es doloroso para un ser humano ver como la muerte se desenvuelve libremente en manos de hermanos propios de una misma especie, pareciera ser que nos negamos a aceptar la evolución y el comportamiento que realizamos no es otro más que el de simples homínidos marcando territorio por medio de la violencia.
He escuchado en las voces del Medio Oriente, su adhesión a una fe, en un único Dios, los Musulmanes lo llaman Clemente y Misericordioso, los Judíos lo reconocen como el Dios de sus padres, los cristianos le llaman el Dios Amor; un Dios que según lo plantean se les ha manifestado a través de la historia hablando por sus profetas y demás. Al parecer esta manifestación que perciben es todo un ideal para la humanidad que intenta caminar, en un rumbo que se torna oscuro muchas veces. “Dios a escogido con preferencia a todos los humanos… estas familias han salido unas de otras. Dios lo sabe y lo entiende todo” (Corán, Surá III, aya. 30)
Hoy, en el ahora que transcurre, la disputa por una tierra, se torna en problema, al punto de llegar a atentar directamente contra la integridad física, dignidad de las personas que circundan el sector en conflicto. “… Amaras al prójimo como a ti mismo” (San Mateo Cap. 22, v. 39), hoy la Comunidad Mundial ha de tornarse a una sola voz en la situación que es competencia de la humanidad entera, no se puede permitir que más sangre de seres humanos, sea cual sea su religión, siga corriendo, no más llantos de niños, esto es un llamado fraterno a todos, personas humanas, declarad intolerancia a la guerra, provocad un llamamiento al diálogo, “No matarás” (Deuteronomio Cap.5, aya.17).
Escuchen pueblos, no soy ser divino, soy como ustedes de carne y hueso, pero con abundantes anhelos de libertad, igualdad y fraternidad, compañeros de esta raza humana expresemos: 1.Repudio total contra la guerra, 2.Apertura de Fronteras que limitan al pueblo palestino en la franja de Gaza, tanto en el sector de Israel como en Egipto, 3.Indemnización de daños por el conflicto, cada pueblo pagará por los daños estructurales a su contrario, 4.Una Corte Internacional dirigida por la ONU, juzgara los crímenes de guerra, 5.Reconocimiento ante la comunidad Mundial de Palestina como Estado Independiente, 6.Se establecerá por la Comisión de Seguridad Internacional de la ONU, un comité de análisis sobre la situación territorial de la palestina histórica, en este comité estarán representantes del Pueblo Israel y de Palestina elegidos democráticamente, conjunto a delegación de países neutrales, para realizar una distribución de tierras justa, ya que la realizada luego del plan de partición en 1947, no contemplaba una verdadera equidad, delegando terrenos menos fértiles a los palestinos, por lo que se tendría que realizar un censo, declaración y revisión contante para una Jerusalén internacional, todo esto en un trabajo paulatino que no supere un período de 40 años.
No permitamos que el silencio que cubre nuestro cielo opaque la luz que ilumina el camino de la humanidad, un camino de progreso y evolución.
“… Haced el bien, pues Dios ama a los que hacen el bien.” (Corán, Sura II, aya.191)
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Meditaciones de un homo sapiens sapiens. Beltrán E. Prensa Libre,
Opinión. Sábado 24 de enero, 2009
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