Sobre el Justo Salario

Esteban Josué Beltrán Ulate


La población de educadores del país se ha dado a conocer en ámbitos latinoamericanos como una antítesis de los ejércitos o guerrillas de otros pueblos, se relaciona al cuerpo docente como fundamento del progreso de la sociedad costarricense. Las políticas neoliberales impuestas debido al proceso de mundialización han venido a desplazar al Sistema Educativo Costarricense a un plano en el cual se convierte en siervo del sistema capitalista, las directrices emitidas por el Ministerio de Educación Pública no son mas que un solapado medio de acondicionamiento de seres humanos en pro de la formación de un sistema mecanicista de mercado de consumo, el proceso educativo sistemático brindado por instituciones del estado donde las instalaciones se encuentran en deficiente estado, con una distribución para nada equitativa de personas en salones de clase, llegando a ingresar hasta 40 estudiantes, es causante en cierta medida de una de las tantas fuentes de la deserción educativa.
El gobierno reconoce a la planilla de educadores de Costa Rica como una de las más grandes de Centroamérica, alaban la maniobra sistemática-estructural de doscientos días de curso lectivo como una manera de estar a la vanguardia con lo que respecta a otros modelos educativos, escapando abismalmente de las necesidades reales y básicas de la persona, parecen obviar que el cuerpo docente carece de un eficiente sistema computarizado que logre abastecer la demanda en lo que respecta a planillas, y esto sea causante de que muchos trabajadores no reciban a tiempo su salario, pasa inadvertido un decreto suscrito en los años 90 donde se establece a los docentes como profesionales, y actualmente no son incluidos en el último incremento salarial correspondiente al sector público, ¿Será que no son profesionales?, la coyuntura actual es una burla y grave falta ante el derecho de todo trabajador a un justo salario.
El sistema educativo ha caído en un depresión significativa y progresiva durante los últimos 25 años, debido a las políticas neoliberales implantadas por los partidos políticos de turno, es un deber de las bases gremiales procurar organizarse y así promover una asamblea nacional en la cual los sindicatos sean verdaderos defensores del pensamiento de las bases y sus necesidades, y con base a un análisis escrupuloso promover un modelo de cambio, que procure establecer al sistema educativo como un elemento totalmente separado de sistemas partidaristas, debe ser una entidad superior que se base en el ideal de costarricense que se quiere educar, dejando a un lado los condicionamientos que promueven una alienación y lenta aniquilación de lo propio y autóctono. Es una reedificación que se dará, las nuevas sociedades, esas que aún no han llegado lo claman, sin embargo la situación actual necesita ahora mismo de reflexión-acción, y dar a respetar los valores fundamentales del trabajador.
La actual situación de ineficacia en el pago del justo salario al gremio educativo atañe a toda la sociedad, la interrupción de labores por medio de una huelga, establecida legal por decreto constitucional, consterna al pueblo costarricense, mas no así a ciertas entidades, que continúan con su mecanicista movimiento, obviando así el clamor de un grupo social.
El salario justo, las garantías a la clase trabajadora que se proyecta a rescatar a la persona y su dignidad, han de ser prioridad en la agenda de la clase gobernante, El Papa Pio XI establecía en su Carta Encíclica Quadragesimo Anno (1931),“hay que dar al obrero una remuneración que sea suficiente para su propia sustentación y la de su familia”, “debe atemperarse al bien público económico”, la alta inflación y la desmedida distribución de riquezas a llegado a establecer una gran brecha socioeconómica en Costa Rica, estableciendo una pequeña elite poseedora de capital, una clase media que subsiste, una media clase al borde de la pobreza, y una clase en pobreza y pobreza extrema, sin contar a las personas en situación de calle. En lo que respecta al gremio de educadores, la correcta y justa equiparación salarial es una necesidad, no se puede ni debe seguir obviando.
El Papa León XIII en su Carta Encíclica Rerum Novarum (1891), expresa que el salario no debe ser insuficiente para la sustentación del obrero, ni debe perjudicar el ahorro de los mismos, el patrón no debe aprovecharse de la necesidad del asalariado para pactar o imponer un salario menor e insuficiente. El abuso con respecto a métodos de negociación en los cuales se obvia el parecer de las bases gremiales, y solo toman parte un selecto grupo de personas de algunos grupos sindicales, es un flagelo al respeto de los educadores que carecen actualmente de un justo y puntual pago, por su labor profesional.
Como indicaba el Arzobispo de San José Víctor Sanabria Martínez, en la Carta Pastoral Sobre el Justo Salario (1941), “el salario es el índice más seguro para juzgar de la justicia o de la injusticia social predominantes en una nación”, y a juzgar sobre esta aseveración parece claro esclarecer la ineficacia del sistema estructural actual, es urgente una reorganización basada no en un modelo neoliberal de consumo, sino más bien en una idea personalista, de integración, desarrollo y posicionamiento de la persona como eje fundamental de cualquier política de desarrollo.
Parafraseando las palabras del Papa Pio XII, es hora de mantener encendida la noble llama del espíritu de hermandad social, sin importar el campo donde se halle cada cual, permitid que todos tengan alimento, y nunca permitid que esta flama se apague por causa de una indigna, tímida, y cauta inacción.
Por un Justo Salario, y una pronta reorganización del sistema educativo costarricense, elevad el estandarte de la dignidad humana y salid todos en busca de la verdad, que os liberara.

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Sobre el Justo Salario. Beltrán E. Eco Católico,
Opinión. Domingo 4 de mayo, 2008

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