Voces a favor de una civilización de la persona

Esteban Josué Beltrán Ulate



La humanidad es motor de la realidad social, misma producto de un dinamismo histórico, compuesto por un confuso juego multi-dialógico-dialéctico (convergencia de múltiples tesis, antítesis, síntesis; interconectadas entre sí, y contradictorias unas con otras), la evolución se muestra como la constante, mientras ciertos caracteres recesivos aparecen, permeados de ineptitud, colándose entre las estructuras y quehacer de la sociedad, chocando entre sí, evocando una coalición de estupidez. El proceso de hominización, generó la humanización, no de manera espontánea sino en base a una fuerza vital, propia de la especie, ambos elementos no se pueden considerar de manera dual, sino como un total conjunto, evolutivo, no hay humanización sin hominización ni viceversa.

La comunidad mundial, se halla bajo la nebulosa tecnológica, la inestabilidad de un mercado que en sus políticas transfiere inestabilidad a las personas que lo componen, desencadenando en explotación de la persona trabajadora, visiones discordantes en torno a la visión moral de la vida, por ende un accionar desigual, donde el principal enemigo de la humanidad es la humanidad misma, una desencantada, desconfiada, sin un norte claro. Se ha desplazado al “ser” por el “tener”, mirando al “quién” como un simple “que”, la cosificación ha empañado progreso evolutivo de la humanidad.

Donde hay humanidad hay sociedad, más allá de simple convergencia de individuos o colectivismo amorfo, hay acción cultural, y vicios que emergen de la ausencia de educación verdadera. La división entorno al anhelo de poder, ha sido una actitud persistente en muchos pueblos, se ha llegado a catalogar a seres humanos como mercancía, colocándolos como simple valor de uso, denigrándolos, estableciendo términos, tales como legal o ilegal, como si la humanidad necesitara legalidad para ser lo que es.

Es necesario resaltar el trabajo de colegas humanos interesados en promover el rescate de la persona humana, ellos han realizado una revisión de postulados que fueron utilizados por muchos como la respuesta a la aberrante situación que corroe la sociedad, han desmantelado sus falacias, y han demostrado como los totalitarismos y absolutismos no son el camino para una civilización de la persona. Múltiples civilizaciones han existido y seguirán surgiendo, pero ¿cuántas de ellas se reconocen como una civilización de la persona o viven en su totalidad bajo preceptos que integren al ser humano en su multiplicidad y heterogeneidad?

El personalismo evoca un llamado a la primacía y posicionamiento de la persona humana como ápice y centro operacional sobre el cual debe ir orientada y generada toda acción en pos del progreso, es un movimiento que se ve permeado por pensamiento de otros, que plantean un progreso humanista integral (Jacques Maritain, Humanismo Integral, 1936), donde el “ser” este sobre el “tener” (Gabriel Marcel, Ser y Tener, 1933), que en su funcionar se vea alimentado de un diálogo entre el yo-tu (Martin Buber, Yo y Tu, 1923), experiencia y relación, generadora de compromiso en libertad, ya que el yo no es el otro pero no puede ser sin el otro (Emmanuel Levinas, 1906 - 1995). La persona se realiza en el compromiso con los demás, una reciprocidad de las conciencias (Maurice Nedocelle, La reciprocidad de las conciencias, 1942), cuando se encuentra con los demás se encuentra consigo mismo, y viceversa, donde la persona se revele en su acción (Karol Wojtyla, Persona y Acción, 1969).

La civilización de la persona es un camino, basado en principios personalistas, que desembocará en la civilización humana integral. El personalismo, como movimiento aparece en Francia en años 30, del siglo XX, que responde a las desaboridas propuestas comunistas, fascistas, y burguesas. “Llamamos personalista a toda doctrina, a toda civilización que afirma el primado de la persona humana sobre las necesidades materiales y sobre los mecanismos colectivos que sustentan su desarrollo” (Emmanuel Mounier, Manifiesto al servicio del personalismo, 1936).

Hay una ley moral universal que recorre el planeta, a través de las conciencias, esta ley postula la supremacía de la persona humana. Humanidad entera tornad hacia vosotros mismos, en la construcción de la civilización de la persona, hagamos resonar las voces de muchos en nuestro accionar, es el momento justo, las generaciones que han pasado lo esperan, y las que vendrán nos lo exigen.


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Voces a favor de una civilización de la persona.
Beltrán E. Nuestro País, (http://www.elpais.cr/),
Opinión. Martes 21 de abril, 2009
Voces a favor de una civilización de la persona.
Beltrán E. Prensa Libre, Opinión. Miércoles 15 de abril, 2009

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