
Esteban Josué Beltrán Ulate
Emmanuel Mounier nace en Grenoble Francia el 1 de abril de 1905, bajo el seno de una familia modesta de campesinos católicos, luego de estudiar medicina en París, se evoca a su vocación filosófica, en la Sorbona realiza su proyecto de tesis doctoral, un estudio sobre el pensamiento del filosofo Charles Peguy. En su interés de difundir pensamiento que desarrolle acción comunitaria se plantea la idea de fundar una revista, donde se pueda analizar y proponer en torno a la crisis que afectaba la Europa de principios de siglo XX, es así como surge la revista “Esprit”, con su primera publicación en octubre de 1932, en ella escriben intelectuales de la época de diferentes ideologías lo que provoca la oposición de un sector de católicos franceses del momento. En la coyuntura de la Segunda Guerra Mundial es encarcelado en 1940, y se interrumpe la publicación de la revista “Esprit” en agosto de 1941, queda libre pero vuelve a ser encarcelado, hasta que en octubre de 1942 queda absuelto, e inicia una segunda etapa de la revista en diciembre de 1945. Fallece en Châtenay-Malabry el 22 de marzo de 1950, debido a una crisis cardiaca.
En sus obras analiza los totalitarismos de la época, Revolución personalista y comunitaria (1935), Manifiesto al Servicio de la Personalismo (1936), El personalismo (1949), además de escrutar en los orígenes de la crisis de la época, De la propiedad capitalista a la propiedad humana (1936), Introducción a los existencialismos (1946), El miedo del siglo XX (1948). Expone que el mundo moderno se ha despersonalizado, decayendo en una visión que se polariza entre la individualidad y el colectivismo masificador.
En el Manifiesto al servicio del personalismo, establece 6 estructuras fundamentales para la consolidación del régimen personalista, las cuales desarrolla bajo los siguientes títulos, La educación de la persona, La vida privada, La cultura de la persona, Una economía para la persona, La sociedad política, La sociedad internacional e interracial.
Mounier define a la persona como, “un ser espiritual constituido como tal por una forma de subsistencia y de independencia en su ser… mediante su adhesión a una jerarquía de valores libremente adoptados, asimilados y vividos en un compromiso responsable y en una constante conversión; unifica así toda su actividad en la libertad y desarrollo, por añadidura a impulsos de actos creadores, la singularidad de su vocación”; y establece como personalista a “toda doctrina, a toda civilización que afirma el primado de la persona humana sobre las necesidades materiales y sobre los mecanismos colectivos que sustentan el desarrollo”. Establece que la persona se funda en actos originales, lo cuales son, “salir de sí”, “comprender”, “tomar sobre sí, asumir el destino”, “dar”, “ser fiel”.
Para poder llevar a la acción estos planteamientos Emmanuel Mounier establece que hay que obrar, tomando conciencia de toda la indiferencia de mi vida con los demás, revolucionar contra los mitos, dar primacía a actitudes rectoras sobre soluciones aprendidas, conocer y meditar antes de actuar. Esta acción ha de prepararse en diferentes dimensiones, en un compromiso personal, quebrando con los mecanismos viciados del mundo moderno, sin dejar de lado la espiritualidad propia de las personas. Esta acción no es una acción sola de clase o sola de masas, sino un avance contra la civilización decadente mediante un bloque de intelectuales y el pueblo, un mismo movimiento animado por la preservación, y postulación de la persona en el sitio que debe ocupar.
Emmanuel Mounier realiza una labor de análisis extraordinaria, misma que se torna necesaria para un siglo XXI, que inicia con la sombra de la culpa de las atrocidades del siglo XX, y con un trastorno debido a la desconfianza de sociedad. Es necesario que surjan nuevos pensadores entorno a esta visión de sociedad donde la persona sea el fundamento, y que estos se encarguen de un proceso demopedico en pos de la civilización de la persona que muchos anhelamos, y otros anhelan sin saber qué es.
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Emmanuel Mounier y el personalismo. Beltrán E. Nuestro País,
(www.elpais.cr), Opinión. Martes 26 de abril, 2009
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