La Muerte del Otro

La realidad social actual pareciera demostrar lo que el pensador Judío Emmanuel Levinas denomina una Alergía contra el Otro. Debido a una concepción materialista producto del ejercicio de una economía de competencia globalizada, emerge una desconfianza hacia el Otro, es en esta dinámica que los medios virtuales han cobrado tanto fulgor, pues en la virtualidad de las redes sociales, existe al menos una distancia ilusa frente al interlocutor.
La dinámica del sistema económico intenta convertir a cada persona en un simple productor-consumidor, reduciendo su humanidad, minimizando sus capacidades, limitándolo simplemente al engranaje de la sociedad del consumo; en esta realidad los medios de comunicación masiva interfieren en muchos casos como brazos articuladores de los intereses políticos del momento, incluso hasta el sistema educativo se ve inmerso en esta situación poco alentadora, a través de modificaciones curriculares, infiltrando ideas de competencia, producción, y de una ética sin responsabilidad hacia el Otro.
Hoy día, el ser humano se ha convertido en el verdugo de la humanidad, la destrucción del medio natural, la reducción del Otro, y la supresión de valores suprasensibles; la sociedad dividida en lugar de humanizarse se difumina: los invisibilizados (extrema pobreza), la masa (clase media productora-cosumidora, motor del macabro sistema económico), la punta del Iceberg (los poseedores del capital), los Ciborg (seres humanos quienes migraron hacia la vida virtual). Cada uno de ellos, en la dinámica de este juego global ha procurado la reducción del Otro.
El Otro quiere ser atrapado en las manos invisibles las cuales mueven el mercado y ser estrangulado, para luego ser adornado con una mascara de hierro; pero existen personas quienes no han olvidado su esencia y escapan del opresor, el Otro se rebela, y muestra que no puede ser atrapado, no quiere ser cosificado, se niega a la masificación, pues anhela la libertad y esa conquista es a cada instante.
Mohamed Bouazizi, joven de 26 años, provinciano de Sidi Bouziz, pese a tener titulo universitario, no conseguía trabajo, luego de decidir vender fruta sin licencia en las calles, las autoridades le confisgaron su mercancia. Él se autoinmoló en Túnez, el 17 de diciembre del 2010. Así como el jovén Bouazizi, muchos responden a la alergia del Otro en la sociedad actual.
La crisis mundial no es una crisis económica, ni alimentaria, ni inmoviliaria, ni nuclear, la actual crisis es humana, una crisis del ser. Es la reducción del ser humano a mercancía, donde la muerte del Otro es un fín, como expresa Emmanuel Levinas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario