Demopedia como camino hacia la Democracia

Costa Rica afronta el reto del desarrollo, la construcción y consolidación de un modelo socioeconómico acorde a las potencialidades y necesidades del pueblo, sin embargo la cultura tica, atada por un ideario social donde prima el diminutivo, la escasez, la humildad y la sencillez, no despierta el menor interés por reaccionar ante una nueva construcción de ideal social.

Si bien es cierto han surgido en los últimos años algunos movimientos en contra de la servidumbre heredada de nuestros parientes indígenas, que fueron obligados a mirar el suelo a razón de pólvora, así aparece una reacción de masas en torno al denominado combo del ICE que venía a ser un antecesor de algo mayor que se conocería como Cafta, todo un movimiento que surgió de las comunidades, se elevó como espuma pero se derrumbó ante la ineficaz acción de estructurarlo, simple agonía acéfala que nació y murió efímeramente. Los políticos volvieron a su politiquería y el panadero a su panadería.

¿Qué nos queda como país? La construcción de un nuevo imaginario social, un replanteamiento del ciudadano costarricense para las nuevas generaciones, los promotores de esto han de ser todos, esta labor no puede relegarse a unos cuantos, cada uno desde sus posibilidades, los círculos de estudio intelectual deben brindar luces desde sus reflexiones, sin convertirse en dogmas a seguir. La sociedad ideal no se constituye en la relegación del poder a un partido político determinado, sino en la representabilidad que este pueda tener acerca de lo que esperamos, la democracia será una nebulosa utópica mientras las personas que la ejerzan no tomen consciencia y actúen con base en una reciprocidad de deseo-acción. La democracia, legado histórico, ha sido retomado por el pueblo costarricense y acuñada como estandarte de libertad, compromiso y bienestar común, es hora de ejercer esta posibilidad conscientes de su valor. No se puede obviar que las políticas económicas actuales no van acorde con el establecimiento de una civilización más humana, puesto que su fundamento teórico se sustenta en un individualismo cavernícola, que busca el bien egocentrista, en torno a la capitalización de bienes. La igualdad es una idea abstracta que el Estado debe concretizar en su accionar diario, por tanto la mano invisible del mercado no es para nada viable en un pueblo que anhele establecerse como una civilización cada vez más humana. Para lo anterior la educación se devela como el medio con mayor eficacia para erigir la democracia, y esta por su propia esencia promueve el reconocimiento del valor ontológico y operativo de la persona, pues en los procesos de concienciación cada ciudadano llegará a comprender, y evidenciar cabalmente la Democracia participativa, y representativa construida a partir de lo que se quiere y de lo que se puede trabajar en comunidad para alcanzar dichas metas.

Movimientos agónicos de masas, sí son importantes porque nos muestran que aún en lo profundo del pueblo existe consciencia de lucha por la igualdad, pero en el fondo es necesario buscar la luz de la educación para despertar consciencias, una verdadera demopedia, comprendida como educación hacia el pueblo por el pueblo, donde despierte en cada persona el conocimiento de su valor óntico como seres racionales de compromiso con los demás en la constitución de una democracia como valor del pueblo para la concreción de una sociedad que se humanice con sus actos y políticas.

El modelo educativo que posicione al ser humano y su auténtico desarrollo como eje transversal tendrá como consecuencia lógica una democracia auténtica, en la cual habrá de descansar la República y legará a las próximas generaciones, una sociedad comprometida con sí misma, señalando al mundo un camino de Unidad, Igualdad y Fraternidad.

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