Bosquejo para un mal país

Existen muchos mecanismos para destruir un pueblo, desde la explosión de una bomba atómica que pareciera ser lo más expedito hasta la lenta agonía de cada uno de sus miembros como en un jugo de ajedrez, iniciando por los peones, triste historieta de la humanidad, donde aquellos que ostentan poder se libran de la muerte caminando sobre los cadáveres de aquellos que fueron sus sirvientes.

Volviendo al tema de la muerte instantánea, esta no deja muchas enseñanzas y se olvida pronto, sin embargo en la lenta agonía hacia la muerte, se logra dejar un recuerdo en los sobrevivientes que se manifiesta como amenaza latente. Pero en la modernidad decadente que vivimos hoy, existen muchas maneras degradar un pueblo y lograr así un mal país, tres pasos son eficaces para este cometido, atacar los sistemas de salud, manipular los sistemas de educación, y sacar el corazón del pueblo encarcelando la cultura, a cada uno de ellos me referiré a continuación.

La salud como un sistema universal promueve un bienestar, mismo que mostrará sus frutos en el campo laboral y por ende se manifestará en un crecimiento de la productividad del país, salud indica buena alimentación, merecido descanso, atención a afecciones físicas y emocionales, sin embargo hay quienes pretender hacer de la salud una mercancía, y por tanto manipularla a su antojo brindando calidad según ganancia económica, generando una plusvalía a través de recursos que deberían ser de acceso total para todos, sin importar nacionalidad, o posición económica.

En cuanto a la educación basta con inundar a los profesores de papeleo burocrático para que no tengan espacios para reflexionar entre ellos y con los estudiantes acerca de la realidad nacional, la mano invisible que manipula ha convertido los centros educativos en pequeñas fábricas, que bajo un planteamiento de control interno acosan y limitan a profesores y estudiantes, la dinámica de relación se ve extirpada, no hay convivencia sino tan solo coexistencia, el sistema bancario se adhiere cada vez más al proceso educativo, dar y recibir, olvidando el dar sin esperar recibir, los contenidos son repetidos, los libros son clasificados, las computadoras son regaladas pero la libertad está siendo condicionada.

En cuanto a la Cultura, para tenerla encarcelada basta con poner a dirigir a los bufones, cultura es manifestación es cambio es integración de tradición e innovación, se presenta como un juego dinámico, lo que sucede es que los bufones no escuchan, les gusta que los vean en sus pachotadas, viajar de pueblo en pueblo en caravana.

Es necesario realizar cabios, es importante reconocer que en el ajedrez social, de los actuales tiempos modernos es desleal, es necesario y urgente despertar del sueño, desconectarse de la agitación global y reflexionar en cómo podemos actuar hoy. Mientras hay pueblos que caminan a convertirse en un mal país, hay ciudadanos que dejaron de soñar con utopías, son aquellos indignados que se han reconocido en medio de una manipulación que lleva a la sociedad a la deriva.

Reconocernos, dialogar, y actuar, a pesar de nuestras diferencia pero compartiendo nuestra indignación y nuestro deseo de levantar una nueva sociedad, un buen país.


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