Reconocer (nos)

La realidad social actual es fruto de un proceso de modernidad decadente que ha procurado una primacía del tener sobre el ser, con esto me refiero a que la dinámica global en la que ha girado la sociedad parte de un interés egoísta que busca satisfacerse a partir la acumulación de riqueza y obtención de poder, más que por el respeto y compromiso con la persona humana y la naturaleza misma. Los medios de comunicación masiva, confabulan en este proceso y se encargan de la formación de cyborgs (seres mitad humanos mitad máquina), quienes sobreviven conectados a una red virtual y por ende desconectados de la realidad, como cerebros dentro de cubetas.

No se vislumbra claramente una escala o pirámide de necesidades elementales, ya que las necesidades se establecen según las necesidades de venta del comercio, por tanto con fluctuantes, esto se descubre al ver a niños en las calles vendiendo calcomanías bajo discursos de pobreza y necesidad sin embargo los puedes observar en algunos de los casos con teléfonos celulares, nos hemos viciado de tecnología, lo que en un principio se planteó como tecnología para el uso del ser humano se ha convertido en ser humano al uso de la tecnología, por ende cyborg. Esto a su vez se denota más aún, al escuchar en las entre conversaciones que los comentarios diarios de la juventud giran en algunos de los casos en torno al último chisme en Facebook, o la nueva frase escandalosa de Twitter, pero se mantiene bajo un velo, el hambre en el cuerno africano, las necesidades de los pueblos indígenas, la huelga de los arroceros, y los actos discriminatorios que tienen que afrontar personas con discapacidad.

Esta negación de la otra persona es producto del planteamiento económico en el que gira el mercado mundial, mismo que invita a hombres, mujeres, niños, y ancianos, a vivir de un modo afanado, esto no les permite descubrir lo que está a su alrededor, recuerdo un anuncio de tarjetas de crédito donde todo es rápido y no se permite pagar con efectivo pues rompe con la dinámica social que se plantea. Alienada es una sociedad que no pueda detenerse admirar la luna, a percibir el olor a tierra mojada, a descubrir que aquel que está a nuestro lado es humanidad también. En la sociedad que no reconoce a la otra persona pues la ve como competencia, se provoca un efecto denominado por el pensador judío Emmanuel Levinas, como una alergia hacia el otro, en nuestra realidad se puede decir sin temor que existe una alergia hacia el extranjero, hacia la persona que tiene una preferencia sexual por personas del mismo sexo, hacia personas con VIH, hacia personas con discapacidad, incluso hacia aquellos a quienes se les llama padre, madre, y hermano.

Ante este diagnóstico social se requiere establecer acciones, con el fin de inducir a un cambio global favorable para la sociedad, no hablo de revoluciones hablo de una evolución de la conciencia social que empieza con la toma de conciencia personal y el reconocimiento de la otra persona. El reconocer en el rostro del vecino nuestra humanidad no es tarea simplemente de nuestros ojos sino de todo nuestro ser, implica colocar entre un paréntesis nuestra nacionalidad, credo e ideología y dejarnos impactar por la condición humana, esto nos llevara por el camino del progreso humano. Reconocernos, descubrir que la vida del otro es importante para cada uno de nosotros, más allá de la diferencias, es necesario considerar que dicha diversidad nos une e invita a estrechar un puente de dialogo para superar los desafíos que se presenten.

El ser humano va más allá de la simple existencia, él se trasciende a partir del encuentro con los demás, no se puede simplemente sobrevivir, y ser para la muerte, pues la condición humana misma se diferencia de la simple animalidad de las otras especies, los seres humanos establecen códigos que interpreta bajo un contexto determinado en comunidad, esto es lo que llamamos cultura y esta además de unir, humaniza como expresa el pensador Max Scheler. Lejos de la dinámica global que convierte al ser humano en un instrumento manipulable, homogéneo y fácilmente definible, la idea de cultura como espacio de relaciones mediante lenguaje, signos y símbolos, nos convoca a reconocernos como humanos, con identidad única, por ende diversa, de ahí la importancia de generar y promover espacios para el desarrollo actividades que manifiesten el acervo cultural de los pueblos, el mismo será un puente para establecer un diálogo intercultural que nos permita como humanos reconocer(nos) y así responder a los desafíos que se presenten.




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