Esteban Josué Beltrán Ulate
Es aberrante que en la actualidad se tengan que proponer días, limitados por supuestas veinticuatro horas, para la celebración de diferentes eventos que por imperativo categórico deben considerarse en cada instante de la historia, pretender con una marcha una vez al año que la concienciación llegará a las mentes de los adormecidos por el sistema mecánico en el cual se hallan no es más que otra careta del sistema.
En una sociedad desencantada, con matices de desesperanza, múltiples utopías insípidas sobre la cual muchos construyen sus acciones en el continuo sobrevivir, es necesaria una acción conjunta y con un eje común sobre el cual trabajar.
El hombre, la mujer, los sexos definidos a través del proceso evolutivo, se encuentran, en un juego multi-dialógico, no hay comprensión del hombre sin mujer ni de mujer sin hombre, este complejo dinámico es Humanitas, el transcurso del proceso homínido iluminado con la humanización, da como paso la persona humana.
Dos mil años, esta fugacidad de instantes sobre la cual está constituida la base del pensamiento occidental, ha dado saltos abismales, del Teocentrismo medieval-escolástico, al antropocentrismo Renacentista, un antropocentrismo que se torna en tintes burgueses, y desembocan en una terrible contracción denominada postmodernismo, donde la confluencia y coalición de absurdos se torna imperante, una cultura Cosificacentrista (el centro de todo pareciera ser la cosificación), la supra-valoración del mercado, el desplazamiento del ser racional, primario por naturaleza de esta historia.
Es necesario tornarse hacia un despertar de conciencias, elevar el estandarte de Persona Humana, evolución absoluta del intento dado en el Renacimiento, no detenerse con simples destellos de un sistema alienado que continua pensando en posesión y manipulación en torno a términos inadmisibles como proletarios, burgueses, individuos, capitalistas, magos, elegidos, y tanta roña en el lenguaje que corrompe las ideas de muchos.
Este instante es para celebrar, la mejor manera de hacerlo es empoderándose de nuestra humanidad y actuando como tal, desde nuestros diferentes puestos, accionando en común virtud, el ejercicio de la racionalidad en compromiso libre que se extiende en cada uno de los que nos rodean, desestimar ideas desatinadas que nos intentan catalogar como simple complejo material necesario para trabajos explotados.
En nuestra voz y nuestros pasos, se devela el deseo histórico de la humanidad, una voluntad por vivir como tal; alto a la violación de derechos humanos, ley natural, que sobrepasa letras impresas en documentos firmados por uno que otro auto-denominado elegido. La humanidad no necesita jueces sino justicia, no necesita premio nobel de paz sino ejercicio de paz, invadamos esta sociedad de desperdicio infiltrando deseo y acción de integralidad, mujeres y hombres no hay un día especifico para nosotros, la humanidad se celebra sempiternamente, (habiendo tenido un principio no tenemos final).
Salve Humanitas.
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Salve Humanitas. Beltrán E. Prensa Libre,
Opinión. Martes 10 de marzo, 2009
Salve Humanitas. Beltrán E. El Pregón, (http://www.elpregon.org/),
Opinión. Jueves 12 de marzo, 2009
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